Hace un par de días por mi cabeza rondan ideas acercad de aquellas cosas que realmente son fundamentales en la vida de todo ser humano, sobre todo el sentido de la vida. En la obra de Milán Kundera "La Insoportable Levedad del Ser", podemos encontrar un pensamiento acerca de lo que es y de lo que tiene que ser en las decisiones que cada uno de nosotros tomamos como horizonte de la vida. Para Tomás, guiarse por aquello que debía ser una idea aplastante y angustiosa, como si cayera miles de toneladas encima de su existencia. En ese momento es claro el asunto metafísico al ser de las cosas. Un concepto tan liviana por su naturaleza abstracta pero que destruye por su peso insoportable cualquier conciencia humana.
Durante nuestra adolescencia solemos encontrarnos con miles de modelos de vida y cosmovisiones que tratan de seducirnos con bastante fuerza y que en algunos casos sulene darse con exito, mientras que en otros parece haber un largo camino de intentos , como si fueramos caminando por una calle de avisos de neon por doquier en donde no encontramos un sitio donde entrar. Aun asi esta ultima metafora se revierte en el hecho de que usualmente el hombre no vive en estaciones como si fuera un tren sino que ellas parecen llegar a uno de la manera más silenciosa y accidental posible. Por otro lado, bajo estas circunstancias adversas suele haber algo más poderoso y es el la imposición de terceras personas sobre nuestras conciencias, que funcionan como los acomodadores en los teatros, y no dejan que busquemos el sillon más comodo para apreciar la obra. Lo más triste de este asunto es que no son unos pocos sino que es una gran empresa gigantesca que se interpone como una gran bestia de los mil brazos, como el Cthulhu de Lovecraft. No encontramos en el mayor de los casos ninguna salida. Ahi radica nuestra angustia y afán de libertad. ¿Qué debemos hacer entonces? ¿Qué alternativa nos queda?
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